Empezamos este apasionante viaje con mucha ilusión y ganas de aportar. Antes de adentrarnos en las diversas rutas que nos mostrarán como activar la memoria, veamos algunos de los factores que guían su funcionamiento.
Qué es la memoria
Es un sistema complejo y fascinante que desempeña un papel fundamental en nuestras vidas. Nos permite conservar, olvidar, recuperar y utilizar información de todo tipo, desde recuerdos personales hasta conocimientos generales, pasando por nuestra propia identidad.
La memoria nos ayuda a entender lo que nos rodea, a poder valorar los cambios y nuestras necesidades, así como predecir posibles peligros. En definitiva nos prepara para adaptarnos frente a las constantes transformaciones, teniendo en cuenta los que sucede en el presente y nuestra experiencia y conocimientos previos.
A lo largo de las décadas, los científicos han realizado investigaciones para comprender cómo funciona el cerebro y la memoria. Los estudios progresan pero aún quedan muchas preguntas por contestar. Y aunque el camino del conocimiento es largo y complejo también es emocionante.
Empecemos por diferenciar los diferentes tipos de memoria a partir de esta simplificada clasificación.
Tipos de memoria
Utilizando el ordenador como metáfora, la memoria humana podría considerarse como un conjunto de mecanismos de almacenamiento aunque con muchas funciones avanzadas, para que podamos adaptarnos al mundo que nos rodea.
En grandes rasgos, se puede dividir en varios tipos o sistemas interconectados:
- Memoria sensorial: Es la primera etapa de la memoria y se encarga de procesar la información sensorial que recibimos de nuestros sentidos. Se divide en memoria sensorial a corto plazo (iconic memory para la vista y ecoica para el oído) y dura sólo unos segundos.
- Memoria a corto plazo: almacena información temporalmente durante un corto período de tiempo, generalmente de 15 a 30 segundos. Su capacidad es limitada y se utiliza para mantener activa la información necesaria para tareas inmediatas.
- Memoria a largo plazo: Es el sistema de almacenamiento principal de la memoria. Aquí se almacenan los conocimientos y experiencias durante un período indefinido. La información en la memoria a largo plazo puede ser de naturaleza declarativa (hechos y eventos) o procedimental (habilidades y hábitos).
Sin embargo, el recuerdo no es un almacén inamovible en el que todo evento tiene cabida. En realidad, no recordamos todo. Y cada vez que recordamos, la información se reescribe añadiendo o eliminando nuevos datos dependiendo de lo que se valore como útil u obsotelo o novedoso, o …. Hay un proceso de optimización, se olvidan detalles irrelevantes, se almacenan hechos sorprendentes, …
Procesos de la memoria
Simplificando, su funcionamiento implica varios procesos interrelacionados:
- Codificación: Es el proceso de convertir la información sensorial en una forma que el cerebro pueda procesar y almacenar. Aquello que captamos, las imágenes, el sonido, las emociones, y el significado de aquello a lo que prestemos atención, lo traduce en ‘lenguaje neurológico’.
- Consolidación: tu cerebro forma un patrón conectado de actividad neuronal vinculado a lo que hemos codificado. Este patrón de actividad neuronal persiste en el tiempo gracias a cambios químicos y estructurales. La información se almacena en la memoria a corto plazo o en la memoria a largo plazo, dependiendo de su importancia y relevancia.
- Recuperación: Cuando necesitamos recordar algo, el cerebro busca y recupera la información almacenada, activa esas conexiones asociadas. Esto puede ser un proceso consciente o inconsciente, y puede variar en dificultad según la información y su accesibilidad.
Los factores que influyen en la memoria
Generalmente tendemos a olvidar la mayoría de cosas que nos suceden diariamente, ya sea por que son sucesos rutinarios o porque no prestamos atención. Para mantener una mente ágil son fundamentales tanto una dieta sana, como una vida social activa. Veamos algunos factores que condicionan el funcionamiento de la memoria humana:
- Atención: La atención es esencial para la codificación efectiva. Prestar atención a la información aumenta las posibilidades de que se «almacene» en la memoria.
- Emoción: Las experiencias emocionales tienden a ser más memorables que las no emocionales. Las emociones fuertes pueden mejorar la codificación y la recuperación de la información.
- Repaso: Revisar o repasar información puede fortalecer su retención en la memoria a corto y largo plazo.
- Contexto: El contexto en el que se aprende la información puede influir en la recuperación. A menudo, recordamos mejor la información cuando estamos en un contexto similar al de la codificación.
- Fisiología humana: La nutrición, la frecuencia cardíaca, la oxigenación, la hidratación, …
Así pues podemos decir que la memoria es fuente de vida, pero es frágil. Gran parte de lo que recordamos es incompleto o a veces impreciso. Es falible. «Nos puede parece imperfecta» porque olvidamos cosas. Y trabaja con poca información pues la capacidad de memoria de nuestro cerebro es limitada.
Fluctúa entre el recuerdo y el olvido. Por ejemplo, en situaciones dolorosas nos puede proteger al poder olvidar o nos puede perjudicar recordando insistentemente.
Está sujeta a distorsiones, ilusiones, manipulaciones e incluso a errores. Por que la memoria no es un almacén donde todo suceso perdura, es flexible, ahorradora y selectiva. Y como vimos, requiere que prestemos atención y tengamos interés. Supongo que podríamos decir que es «perfecta en su imperfección».
En definitiva, la memoria humana se envuelve de una gran complejidad. Comprender los factores que influyen en la memoria son las primeras claves que nos ayudarán a descifrar el secreto de nuestro cerebro. Y son el punto de partida de la hoja de ruta de este blog, que ha nacido para buscar las pistas que nos permitan mejorar nuestra capacidad de recordar y aprender, nuestras aliadas para activar y preservar el buen funcionamiento de nuestra mente.
Recomendamos:
- «Understanding the dynamic and destiny of memories» – Lucas de Oliveira Alvares and Fabricio H. Do-Monte
- Memoria: Segunda edición de Alan Baddeley, Michael W. Eysenck, Michael C. Anderson. 2020
- Por qué recordamos: La nueva ciencia de la memoria de Charan Ranganath. 2024