El declive mental y la demencia son asuntos complejos y, hasta el momento, no contamos con tratamientos efectivos para enfrentarlos. Pero hay estrategias preventivas que podrían ser nuestra mejor esperanza para ralentizar su progreso. Los hábitos considerados saludables como hacer ejercicio con regularidad o seguir la dieta mediterránea podrían marcar la diferencia.
La nutrición juega un papel fundamental en nuestra vida. ¡La comida no solo alimenta nuestro cuerpo, sino que también puede tener un impacto en nuestra mente! ¿Sabías que lo que comemos puede afectar nuestra capacidad cognitiva y, en última instancia, reducir el riesgo de problemas de memoria o demencia en el futuro? Aunque todavía no hay un súper alimento que garantice una memoria a prueba de fallos, algunos estudios sugieren que ciertos nutrientes como el folato, los flavonoides, la vitamina D y algunos tipos de grasas, así como alimentos como mariscos, pescados, vegetales, legumbres y frutas, podrían estar asociados con una mejor protección de la salud mental.
«Algunos estudios han señalado una relación positiva entre beber agua y la capacidad de memoria a corto plazo.»
El agua, ese nutriente vital que a veces pasamos por alto, ha sido objeto de investigación. Algunos estudios han señalado una relación positiva entre beber agua y la capacidad de memoria a corto plazo. Además, parece que la deshidratación podría afectar más a las personas mayores y a los niños, y que la ingesta de agua podría mejorar el estado de ánimo y nuestras habilidades mentales.
Hablando de deshidratación, resulta que puede influir negativamente en nuestro rendimiento cognitivo, especialmente en tareas que implicaban atención visual, función ejecutiva (actividades mentales necesarias para adaptarse eficazmente al entorno y para alcanzar metas) y coordinación motora, cuando perdemos más del 2% de nuestro peso corporal debido a la falta de ingesta de agua que compense esa pérdida.
No todos los estudios han llegado a conclusiones consistentes, y la investigación sobre hidratación sigue siendo un tema poco explorado. ¿Por qué? Bueno, imagínate estudiar durante años los hábitos diarios de miles de personas y tratar de sacar conclusiones definitivas. Es un trabajo complicado y muy laborioso.
Y por supuesto, no sería ético privar a las personas de agua solo para un estudio. Por eso, los estudios que existen son limitados en su alcance. Además, aún no se han descubierto todos los mecanismos que explican cómo el agua que tomamos está relacionada con nuestra actividad mental.
Aunque no tenemos todas las respuestas, no podemos subestimar el impacto que tiene mantenernos bien hidratados en todo nuestro cuerpo. ¿Cuánta agua deberíamos tomar diariamente? Bueno, eso depende de varios factores: nuestra edad, sexo, la época del año, la temperatura, cuánto nos movemos, nuestro peso… Se sugieren alrededor de 2,5 litros al día para hombres y 2 litros para mujeres como una guía general (agua bebida y líquido procedente de alimentos), ¡pero siempre es mejor hablar con un médico para conocer lo que es mejor para ti!
Recomendamos:
- Nishi, S.K., Babio, N., Paz-Graniel, I. et al. Water intake, hydration status and 2-year changes in cognitive performance: a prospective cohort study. BMC Med 21, 82 (2023).
- Effects of hydration status on cognitive performance and mood. Natalie A. Masento and col. Published online by Cambridge University Press: 30 January 2014
- Suhr, J.A., Patterson, S.M., Austin, A.W. et al. The relation of hydration status to declarative memory and working memory in older adults. J Nutr Health Aging 14, 840–843 (2010).