Aunque pueda parecer contradictorio, las pausas o descansos regulares pueden ser beneficiosas para mejorar la memoria, la capacidad de retención de información y de aprendizaje .
Cómo las pausas pueden influir en la memoria
- Consolidación de la memoria: Las pausas proporcionan tiempo para que el cerebro procese y consolide la información recién adquirida. Estos momentos de descanso permiten al cerebro «digerir» la información, valorar su importancia, establecer conexiones con lo previamente conocido, lo que puede ayudar en la retención a largo plazo.
- Reducción del agotamiento mental: Trabajar de manera continua durante largos periodos puede llevar al agotamiento mental, lo que afecta negativamente a la memoria y la capacidad de retención. Las pausas regulares ayudan a reducir este agotamiento y a mantener la «frescura» mental.
- Mejora de la concentración: Realizar pausas cortas durante tareas que requieren concentración prolongada puede ayudar a mantener la atención al aliviar la fatiga mental.
- Estímulo de la creatividad: Tomarse un descanso puede estimular la creatividad y la resolución de problemas. Al alejarse temporalmente de una tarea, se puede abordar de manera diferente al regresar, tal vez más relajada o distendida, lo que puede conducir a nuevas ideas o enfoques.
- Mejora del rendimiento general: Al programar pausas regulares durante el estudio o el trabajo, se puede mejorar el rendimiento general. Los descansos bien planificados pueden ayudar a mantener un estado de alerta óptimo y, en consecuencia, mejorar la capacidad para recordar y procesar información.
Cómo deben ser las pausas para ser más efectivas
Entendemos por pausas: interrupciones intencionales en la actividad. Vamos, que no basta con interrumpir una tarea y volcarse a mirar correos o el móvil.
Durante las pausas, es útil desconectar completamente del trabajo o la tarea en cuestión, hacer algo que relaje la mente y el cuerpo, como estirarse, caminar, meditar o simplemente descansar.
Es importante destacar que la duración y la frecuencia de las pausas son clave.
Pausas cortas y regulares (por ejemplo, cada 25-30 minutos) pueden ser más beneficiosas que pausas largas e infrecuentes. Además, cómo se utilizan estas pausas (por ejemplo, descansar la mente, moverse, meditar o realizar ejercicios de relajación) también puede influir en su impacto en la memoria y el rendimiento cognitivo.
La duración óptima de las pausas depende de la tarea y de cómo te sientas. Estas pausas pueden durar entre 5 y 10 minutos. Si te das cuenta de que tu concentración está disminuyendo o te sientes fatigado, es posible que necesites tomar una pausa más larga para revitalizarte.
En resumen, las pausas estratégicas pueden ser herramientas efectivas para mejorar la memoria al permitir que el cerebro descanse, procese la información y se mantenga «fresco» para retener mejor lo aprendido.
Recomendamos:
- Técnica Pomodoro: Esta técnica de gestión del tiempo sugiere trabajar durante 25 minutos y luego tomar una pausa corta de 5 minutos. Después de cuatro «Pomodoros» (sesiones de 25 minutos), se recomienda tomar una pausa más larga de unos 15-30 minutos.
- Temporizador Pomodoro